2017, año que nos abrazó
diciembre 30, 2017
En el andar de la familia Musarteti queremos hacer una pausa antes de terminar el año, para darnos el tiempo de mirar un poco hacía atrás y compartir con... ...
La imaginación, regalo tan preciado que nos da el universo, que nos lleva a donde más deseemos y nos llena de momentos gozosos, pero ¿Qué pasa cuando el producto de tu imaginación junto con tus vivencias y conocimientos se plasma en un libro y/o es representado? Indescriptible sensación, un golpe de emociones.
“Huellas en el desierto”, título que lleva mi obra, nació en la búsqueda de un texto para un nuevo montaje.
Adrián Martín y yo buscábamos en decenas de textos una historia que nos atrapara, nos conmoviera y nos motivara para llevarla a escena, fueron semanas, tal vez meses de búsqueda. Los dos quedamos inquietos con un par de obras que trataban sobre la migración, pero una era muy corta, y en la otra, la extensión del reparto no era idónea para nuestros planes. Entonces pensamos en que yo podía crear nuestra propia historia, al principio me parecía una locura, me asustaba, pero también era una idea que me emocionaba y era un buen pretexto para poner
en práctica los conocimientos de dramaturgia que había adquirido en la universidad y en algunos cursos. Ya antes había escrito, pero ahora la responsabilidad era otra.
Manos a la obra, investigamos en la biblioteca, en las redes, prensa escrita, nos empapamos del tema a través de documentales, noticias, películas, personas que de alguna manera vivieron los efectos de la inmigración, etc. Entre más investigaba del tema más me sorprendía y sentía la necesidad de mostrarlo a través de una obra. El primer tratamiento del texto fue muy rápido, se llevó una semana, donde los días me parecieron cortos, empezaba a escribir y todas las ideas fluían, días donde me llegaba la noche y no dejaba de escribir hasta después de que amanecía y mis dedos ya no respondían, era excitante y emocionante, no quería parar. Después pedí la asesoría del dramaturgo Gabriel Bárcenas, quien gustosamente lo hizo y recibí el apoyo de Adrián Martín y Enrique Aldama para correcciones del lenguaje.
Tiempo después en que concluía el texto, me llegó una gran oportunidad de mostrar mi historia, fui invitada por los organizadores del “Primer ciclo de dramaturgia viva de Jalisco”, al principio me negué, consideraba que no contaba
con la calidad suficiente, cobarde que era, pero me animaron a las pocas personas que conocían mi texto, gracias a Carmen Pérez Borrayo por insistir.
Gran acierto el aceptar, ya contaba con el reparto para una lectura, lo integraban Olaf Herrera, Adrián Martín, Rafael Rosas y su servidora, con la dirección de Enrique Aldama. El día que se presentó la lectura de atril me llené de emoción, ver vivos a mis personajes y darme cuenta que la gente salía conmovida y había respondido en todo momento, fue un gran regalo para mí.
No pasó mucho tiempo cuando me dieron la noticia que mi historia sería publicada junto con otros 11 dramaturgos a los cuales conozco y admiro, boom mi corazón explotaba, que agradecida me sentí.
Una noticia tras otra, mi obra fue dada a conocer a las principales escuelas de teatro de Guadalajara y tuve el honor de que la eligieran para llevarla a escena y representarlos en el festival de teatro universitario. Al nuevo equipo yo no lo conocía, gran satisfacción cuando descubres que el grupo de personas que llevarían a cabo el montaje de “Huellas en el desierto” son comprometidas y llenas de talento.
El día de su estreno yo estaba presente, en primera fila, lo recuerdo y me vuelvo a emocionar. Cuando entré, las piernas me temblaban y mi corazón latía con fuerza y a gran velocidad. Ver Huellas en el desierto, a través de otro sentir, me llenó de alegría, aprendí que las cosas no siempre se dan como las planeas y que a veces no son como las imaginas, pero son igual de grandes.
Hoy me siento agradecida con todos aquellos que confiaron en mi historia y en mí. Reconozco que tengo un excelente equipo en el que puedo confiar, que juntos podemos crecer y sin ellos no hubiera podido crear lo que hoy muestro. Gracias por ser y estar.
María del Rocío Covarrubias Santos
Integrante de Musarteti