Voces que reflejan nuestro cotidiano

  • enero 31, 2018

Esta vez me gustaría hablarles del Libro de los abrazos. Posiblemente compartan conmigo el mismo sentimiento de curiosidad tanto al inicio de la lectura como al final de ella. Quiero decir que en alguna ocasión, los lectores han experimentado mensajes, que al igual que se menciona en una de las narraciones de dicho libro: “rasca” muy bien, pero no donde hay comezón (Galeano, 1993, p.16). Me refiero a que no cumplió su objetivo debido a que probablemente no sea el momento para hacerlo. O quizá, el mensaje de aquella obra adquiera una perspectiva distinta, ya que en realidad los que cambian al paso del tiempo son los seres humanos.

Quisiera decir que en mi propia experiencia, esta obra es de aquellas a las que puedes tomar y leerla, disfrutarla en su complejidad de historias, que cada una de ellas te enseñen un conocimiento nuevo, de lo que no sabías, y algunos años después, indagarla, y descubrir que justamente hay algo diferente. Otorgar el tiempo de conocer estas experiencias narrativas y dotarlo de significado, es una situación que solamente uno mismo puede aventurarse a hacerlo, ya que formular una única visión del libro es arrebatarle de los matices que los lectores construyen con y para la lectura.

Este libro es una compilación de microrrelatos escritos por Eduardo Galeano de la editorial siglo XXI. Compuesto de 265 páginas con 191 narraciones que tratan de temas relacionados con política, religión, recuerdos, personajes reales de américa latina, culturas, amores y desamores, en los que el escritor envuelve de manera nostálgica cada relato y familiariza al leedor desde el comienzo.

Como mencionaba anteriormente, a lo largo de la lectura es notable que Galeano familiariza poco a poco con los acontecimientos que relata en las hojas de este libro; un ambiente que quizá en un comienzo carezca de sentido, ya que sitúa al lector en realidades que no son del todo conocidas o incluso personajes que podrían parecer secundarios, sin embargo, cada narración principia a conectar para que todos los sujetos y hechos parezcan algo de lo que concierne a los leyentes.

Me gustaría dar mi opinión acerca de por qué este ejemplar se llama el libro de los abrazos. En los párrafos anteriores aclaré que uniformar una idea sobre la experiencia de esta lectura carece de sentido debido a que es única e irrepetible; más allá de la posible intención de unificar o no un concepto para describir dicho texto, Galeano deja varias pistas o secretos, con los que quiere dejar claro una sola cosa: el valor y la importancia de las gracias y desdichas de lo cotidiano y lo banal.

 

 

Me atrevo a decir que todas las personas incluyendo al autor de esta reseña, pasan por tiempos difíciles, situaciones en las que pocas veces se conoce como actuar ante un suceso tan emergente por lo que continuar es la única posible respuesta, incluso a la vigencia de dicha vicisitud que aún palpita, aflige y es dañina. Cuando esto pasa quedan resquicios de lo que acongoja, por lo que las cosas que tenían sentido ya no las tienen, sujetos a los que se les quería, ya no se les buscan más o circunstancias que poseían significado, lo perdieron por completo.

Considero que justamente dicho libro tan especial actúa en este tipo de coyunturas. Siendo una clase de guía que imparte sabiduría a cada individuo que necesite ser escuchado y atendido para precisamente, abrazar en ese lugar más lastimado del que quizá no se ha podido sanar. Tal vez la intención de Galeano en dicha obra resida en despertar al leyente de forma que se entere de aquellas cosas que perdieron el sentido, que no lo tuvieron o posiblemente de lo que nunca se dieron cuenta que estaba ahí. Por supuesto hablo del valor de una charla con un buen amigo, la gran importancia del interés por el otro, la amenaza de la soledad y el abandono, la valentía de comenzar nuevas historias y soltar el pasado, o incluso como el miedo apresa para no liberar jamás.

Finalmente me gustaría hacer hincapié en otra cuestión muy recurrente en el libro: la importancia de la comunicación. Múltiples títulos de los microrrelatos tienen por tema la voz humana, la palabra, el silencio, el lector, el decir, el arte como una forma no comprendida de interacción e incluso sobre los medios de comunicación. Dentro de estas historias, el literato y periodista le da un enfoque muy especial debido a que ansía llamar la atención de las personas, darles voz a los que no son escuchados, e inclusive, para contrastar cómo el dialogo tiene un papel extraordinario en las relaciones humanas. Un medio primordial, a causa de la influencia directa en el desarrollo y control de una sociedad.

A pesar de ello, pareciese ironía que el mundo contemporáneo, donde existe una inmensa variedad de maneras para transmitir la información, es de las formas más corruptibles dentro del entorno social. Por un lado, parece extraordinario que una obra escrita en 1993 asemejara adaptase a una descripción tan acorde a lo que se vive como humanidad al día de hoy, y quisiera advertir de los riesgos que se avecinan, o aun, son ya parte del contexto actual. Por otro lado, es mayormente destacable que Gius (Galeano) pretendiese que el lector se percatara de la resemantización del diálogo y la comunicación humana que pareciera dar inicio a un nuevo fenómeno de apatía y total alienación entre los individuos.

En conclusión, este es un libro que puede que su contenido no sea trascendente en un comienzo, pero que eventualmente alcance una lógica meramente emocional, al igual que tiene como objetivo acompañar en los momentos tormentosos de las personas, y resaltar la gran importancia de la voz humana, su influencia y la transfiguración de la sociedad. En pocas palabras, esta podría ser una experiencia incomparable, que invita a  que el lector contribuya con una parte de sí para disfrutar de cada palabra e historia. Alentarlo a despertar, de forma que descubra todo aquello de lo que es ajeno o lo mucho que el tiempo puede transformar a una persona para entender el verdadero significado de un texto.

*Imagen de encabezado: El llanto de Jeremías de Cândido Portinari

 

Iván Sanchez Mora

Amigo y colaborador de MUSARTETI

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